Se esconden en las rendijas de las habitaciones. Forman parte de los secretos más profundos y mejor guardados. Se cuelan cada noche entre mil sábanas. Penetran en el corazón de los hombres cuando hacen el amor.
Nacen de la risa de los niños, con alas para volar y tacto de seda. Viajan por el aire buscando el calor que les lleve a la ilusión más cercana, viajan de mirada en mirada.
A veces se dejan sentir cuando suena una canción, cuando sonríes sin saber muy bien por qué o cuando no te queda mas en lo que creer.
Algunos logran su propósito, otros se pierden en el camino o se ensucian y muchos esperan ser descubiertos. Son codiciados y buscados.
Se disfrazan de lugares, de objetos con algún tipo de valor o incluso de personas.
Son ellos… los que adoptan mil formas diferentes y que una vez atrapados se transforman en felicidad.