miércoles, 24 de febrero de 2010

Las cosas que no te digo

De naturaleza complicada, enredada... estridente. Para siempre fue fácil amansar la fiera, hacer que apoyara la cabeza en tus piernas mientras la acariciabas el pelo. Conseguir entender los mil idiomas que hablan sus ojos cuando el miedo la engulle las palabras.

Ahora que se acabó el otoño donde esconderse... préstame tus ratos de silencio. Se acompasará todo a tus latidos, empezaré a entender de nuevo su pequeña revolución y quizás me vuelva a ir.

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