Sufrimos una crisis, una crisis de ansiedad ante lo desconocido, una crisis de personalidad ante los problemas.
Sufrimos de culpabilidad por un perdón, sufrimos de amor. Sufrimos de rechazo por una aceptación, incluso sufrimos por aquello que no podemos decidir o controlar. Sufrimos de ausencias y pérdidas.
Sufrimos de todo... cuando de lo que realmente sufrimos es de libertad.
jueves, 11 de noviembre de 2010
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